london stpaul, a photo by Armygurumi on Flickr.
Hacer turismo en una gran ciudad no suele ser la primera opción cuando se trata de viajar con niños. Quien más quien menos guarda algun recuerdo de un fastidioso viaje de la infancia a una ciudad toda ella iglesias, monumentos y museos. Así, playas de arena blanca antes desiertas, pequeños pueblos que solían ser tranquilos o prados de los que huyen los pocos animales que aun no hemos extinguido, se llenan de familias con niños que transforman el paisaje en un paraíso de alegría y griterío. La pregunta es: el panorama que revelo ¿es sostenible? ¿Por qué no llevar el griterío a un entorno que ya no era tranquilo, como una ciudad?
Visitar una ciudad puede ser muy estimulante para el cerebrillo de nuestros pequeños y realmente divertido si tenemos en cuenta unas sencillas pautas:
1. Busca un alojamiento lo más parecido a vuestra casa: los apartamentos turísticos son una buena opción, pero hacer un intercambio de casa con una familia similar a la vuestra de la ciudad que vais a visitar es perfecto: vuestros hijos podrán compartir también juguetes, los espacios están adaptados a los niños y si tienes suerte, puedes tener terraza o jardín. De esta forma, además de comodidad, adoptas el estilo de vida de la ciudad: vida de barrio, comercios y productos autóctonos, parques, pubs, terracitas...
2. Utiliza el transporte público: no hay nada más estresante que moverse en coche por una ciudad que no conoces. El transporte público es rápido y eficiente y puede ser un atractivo turístico más. Encima los niños suelen viajar gratis o por una tarifa más baja y eso nos permite hacer comparaciones con nuestra ciudad, donde sí pagan, e indignarnos o bien alegrarnos porqué lo que pagamos nosotros suele ser un precio superior... da bastante de sí el tema transporte.
3. No programes el día como una maratón. Si no podemos verlo todo en este viaje, ya volveremos, la ciudad estará siempre allí y con cosas nuevas que mostrarnos. Aprovecha los horarios intempestivos de los niños: si salimos pronto, comemos pronto y evitamos la masa. También nos permite recogernos antes y dedicarnos a vivir la ficción de que somos autóctonos, ir al super, preparar una cena sana, jugar, mirar la televisión y descubrir que ponen lo mismo en todos lados.
4. Evita al máximo las zonas más masificadas: ir a un mercadillo donde no se pueden ver las paradas y por el que prácticamente no puedes avanzar no es divertido para los niños. Ni para ti: a veces deberíamos fiarnos más de su criterio. Frecuenta los parques, haz de la comida un pícnic, dales también la oportunidad de correr sueltos un rato.
5. En el caso que decidas visitar un monumento o museo indispensable-que-no-nos-podemos-perder-pero-que-para-ellos-es-un-tostón, programa primero tu visita no sin revelar que después viene algo que realmente les guste-y-que-seguramente-no-tiene-nada-que-ver-con-la-ciudad-que-estamos-visitando. Los conoces, sabes que si lo haces al revés, te daran la vara durante toda "tu" visita.
6. Aprovecha que otros padres publican sus experiencias en la red.
Aprovecha que en la segunda parte de este post explicaré algunas cosillas para hacer turismo divertido en Londres con niños.
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