Londres divertido: Viajar con niños IV



La presencia magnética del río Támesis y la imponente arquitectura que asoma a cada una de sus orillas siempre impresiona, por lo que pasear por su ribera es una de las mejores experiencias que nos depara esta ciudad. Nuestra zona favorita para visitar con niños es la animada ribera sureste o South Bank. El recorrido que discurre desde la conocidísima silueta del Tower Bridge hasta el Westminster Bridge ofrece un montón de lugares que visitar y cosas que hacer.

Tower Bridge une dos zonas arquitectónicamente tan dispares como interesantes: los edificios que conforman la nueva area de desarrollo de la ciudad y que incluye el City Hall de Foster, y la fortaleza de la Torre de Londres, en la ribera norte. 

La Torre de Londres, con su tétrica historia de ejecuciones y famosos prisioneros, sus mazmorras, sus cuervos cautivos que jamás podrán abandonar Londres, sus Beefeaters y sus Joyas de la Corona, bien merece una visita. Está muy preparada para los niños, con actividades exclusivas para ellos, y ofrece tarifas familiares e interesantes descuentos en la compra por Internet.

Si estamos en la zona del South Bank, cerca de London Bridge en viernes o sábado, no podemos dejar de pasar por el colorido mercado de  delicatessen de Borough y que se nos haga la boca agua con las propuestas gastronómicas de las paraditas de gastronomía mediterránea o local, entre las que nos costará elegir una comida ligera de pícnic urbano, para continuar con nuestra excursión. Si queremos evitar las multitudes, mejor acercarse en viernes.


Si nos adentramos en las antiguas callejuelas que van desde el mercado al río , nos toparemos con la réplica de la nave del corsario Drake  frente al que podemos tomar un café o un batido en el Café Nero o bien caminar un poco más para encontrar las típicas furgonetas Super Soft Ice, un helado cremoso y muy dulce,  que aparcan cerca de la Tate Modern y el antiguo teatro de Shakespeare, The Globe.

Más adelante, podemos cruzar el Millennium Bridge, más Foster. Suele soplar el viento sobre el Támesis y la estructura aparentemente suspendida de este puente más el recuerdo de su destrucción en la peli de Harry Potter ,transforma esta experiencia en una pequeña aventura. Y ante nosotros, la blanca e immensa catedral de St. Paul.

Y para finalizar el paseo y la jornada ¿qué tal unas vueltas en la gran noria, the London Eye? Nos costará un ojo de la cara (¿de ahí su  nombre?) pero de verdad que la experiencia y las vistas lo valen.

Y en el próximo capítulo nos vamos a Chinatown, al Soho y a Covent Garden. ¡Nos apetece comer fideos orientales!

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